Desde las primeras pinturas rupestres hasta la actualidad, se han producido
numerosas transformaciones en el uso de la pintura. Hace unos 300 años
antes de Cristo, en China, surgieron los primeros conceptos de pinceles,
elaborados con bambú y pelo. En 1789, en Francia, apareció el pincel con un
formato más familiar al que conocemos.
Dando un salto significativo en la historia, llegamos a la actualidad, donde
las innovaciones en este campo están ocurriendo de forma exponencial. A
continuación, presentaré una serie de ejemplos.
En primer lugar, encontramos las pinturas anti-bacterianas. Estas pinturas
evitan el crecimiento de bacterias y microorganismos en su interior. Se usan
en lugares que requieren una limpieza más rigurosa y pueden aplicarse en las
superficies de cualquier vivienda.
Otro tipo son las pinturas funcionales que además de su función estética,
sirven como aislantes acústicos y resisten el deterioro con el paso del tiempo.
La variedad de posibilidades con este tipo de pinturas es inmensa.
También encontramos las pinturas de secado rápido que son ideales para
proyectos que deben completarse de forma rápida o para obtener resultados
inmediatos.
Por otro lado, están las pinturas térmicas las cuales son “inteligentes” ya
que reflejan la luz solar y ayudan a mantener temperaturas más frescas en
verano y más cálidas en invierno.
La pintura ha experimentado una evolución constante a lo largo de la historia,
desde los pinceles de bambú hasta las innovaciones modernas que ofrecen
soluciones prácticas y estéticas para diversas necesidades.